viernes, 30 de septiembre de 2011

EL PRINCIPIO DE LA REENCARNACION

El principio de la reencarnación.- En la filosofía budista japonesa el principio de la reencarnación es la base principal de la evolución humana. Un ser nace en la tierra para vivir ciertas experiencias, que solo es posible cuando el espíritu está encarnado. Imagine una gran rueda. Cada rayo es una vida y solo cuando todos los rayos están en su sitio, la rueda está completa y es entonces cuando puede ser movida a la siguiente dimensión. Antes de la concepción, el espíritu, desde arriba, escoge a sus padres. Todos los que tienen hijos deben haberlo experimentado por si mismos. Quizás usted lo ha perdido por la intensidad de su propio proceso- en la danza de hacer el amor- pero mirando hacia atrás, puede resultar más obvio, como el espíritu entra en su casa, en la matriz de su compañera. Esto tiene ciertas implicaciones: si es usted el que escoge a sus padres y su medio ambiente para aprender ciertas cosas, no puede quejarse: usted lo eligió completamente. Desde este punto de vista es útil no quejarse, sino tomar completamente su responsabilidad en lo que le suceda, y aprender, amar y crecer como un ser humano completo e integrado. En cada situación hay algo que aprender, y descansa el potencial para la iluminación. Con la iluminación no me refiero a algo mayor que que la vida sino bajar a tierra y entender que soy uno con todas las cosas y con todo el mundo en esta tierra. Todas las experiencias están almacenadas en la semilla divina alma/espíritu Después de cierto tiempo su energía vital se consume, su pasaje se venció y es el momento de descansar de su tiempo en la tierra. El cuerpo muere, el proceso dura 24 horas. Después que el cuerpo físico muere, los cuerpos etéricos comienzan a desintegrarse y este proceso toma 49 días, según el budismo japonés. En 49 días el proceso termina y usted regresa al "hogar". El hogar es otro reino donde el alma/espíritu descansa hasta estar listos para explorar una vida con todas sus facetas otra vez, para mayor aprendizaje. Todas las experiencias son almacenadas en la semilla divina alma/espíritu y como medida de seguridad estas experiencias se encuentran en el inconsciente. Esto sucede porque nos podríamos confundir demasiado si recordáramos todas nuestras vidas pasadas: usted no sabe quien fue usted y quienes fueron los otros en una vida anterior. Sin embargo, esta ronda no es así infinitamente. Cuando se ha comprendido todo lo aprendido- cuando usted se da cuenta quien es usted- no hay necesidad de volver a la tierra por otra lección. En lugar de ello, el ser renace en la Tierra Pura (Jap. Jodo) que es el equivalente en Budismo al Paraíso Cristiano. Al llegar a la tierra Pura no se regresa al mundo de sufrimiento, es una calle de una sola vía que nos conduce directamente a la iluminación. Sin embargo, el Budismo Japonés- que es Budismo Mahayana -no tiene como objetivo final desaparecer en la Tierra Pura sino encontrar la puerta de la Tierra Pura y abrirla para todos los seres que sufren en la Tierra. De tal manera, que cuando usted se hace sacerdote o monje en Japón debe tomar el llamado voto Bodhishattva, en ese voto usted dedica su iluminación para mejorar la raza humana. Pero no es necesario hacerse monja/sacerdote para tomar un voto. Haga de esto su misión en la vida, encuentre su responsabilidad en cada paso del camino e incorpore amor y amabilidad. No necesita imaginarlo, siéntalo en su corazón y repártalo a todos. El principio de Kannon, la encarnación de amor y compasión, puede ayudarlo en este proceso pero sepa que usted no le reza a una persona: usted le habla a su propio potencial.

sábado, 17 de septiembre de 2011

QUE ES EL KARMA?

QUE ES EL KARMA?
Como una parte importante de la filosofía hindú encontramos la ley de causa y efecto, esta ley es lo que conocemos como karma, que significa literalmente “actuar”; proviene del sánscrito y su significado es “acción que se lleva a cabo en forma deliberada o consciente”.
El karma es la suma de las acciones de la persona en uno de sus estados sucesivos de la existencia, y a través de las cuales decide su destino para la próxima vida; a la vez que distingue a los humanos de los demás seres vivos.
El karma indica que toda acción produce una reacción igual y otra opuesta, este ciclo genera el samsara (mundo), el nacimiento y la reencarnación; el karma implica las acciones conscientes tanto del cuerpo como de la mente y sus reacciones, las acciones inconscientes o reflejas no son tomadas en cuenta.
Cada persona es responsable de sus actos y pensamientos, por lo que el karma difiere en cada persona y es su única responsabilidad.
De acuerdo a la filosofía hindú -que incluye la reencarnación- si el karma de una persona es lo suficientemente bueno, el próximo nacimiento será gratificante, y si no, la reencarnación se dará en una forma de vida más baja; por lo tanto, lo que recomiendan es vivir bajo la ley del dharma.
Existen 3 tipos de karma:
Satvik: que implica la falta de apego y el desinterés propio en beneficio de los demás.
Rajasik: se refiere al egoísmo, en lo que todo se hace solamente para la ganancia propia.
Tamasik: es salvaje, egoísta y las acciones se realizan sin pensar en las consecuencias.

Fuente: http://esotericos.org/2011/07/%C2%BFque-es-el-karma/

FRASES PARA ENTENDER EL KARMA

1-”EL QUE SIEMBRA, COSECHA”- JESUS
La frase más clara sobre el karma, de la retribución del universo, el que ama es amado, el que ayuda es ayudado, el que critica es criticado y el que daña recibe lo que ha causado.
Nadie logra engañarse a sí mismo, todo vuelve multiplicado, lo positivo y lo negativo, es el mismo esfuerzo amar que odiar, cambia notablemente el resultado, el primero nos sana y eleva, el segundo nos anula y destruye.
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2.- “NADIE ESCAPA DE SI MISMO”- BAGHAVAD GITA
También se dice fuera de ti no hay refugio, es decir todo lo que le causamos al otro, vuelve inevitablemente sobre nosotros mismos, por eso es tan maravilloso poder pensar antes de actuar.
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3.-”EL AMOR QUE NO DAS EN ESTA VIDA, ES EL SUFRIMIENTO, QUE SE ARRASTRA VIDA TRAS VIDA” LOS SUTRAS
Dura pero necesaria explicación kármica sobre la eterna opción, amar o sufrir. Quien ama incondicionalmente sana y conoce la dicha, el sufrimiento que no se resuelve en amor genera nuevas encarnaciones, cuerpo tras cuerpo, vida tras vida.

4.-”LA FAMILIA ES EL MAYOR DESAFIO. SI LO SUPERAS EN AMOR, ACELERAS NOTABLEMENTE EL PROCESO EVOLUTIVO DEL ALMA” TEOSOFIA
Venimos a las familias que nos tocan, a aprender a amar, a aceptar, a tolerar, a ser compasivos y, finalmente, a cerrar materias pendientes, o karmas acumulados y en un punto se excede la mera idea de la familia biológica y nuestra familia pasa a ser la humanidad.

5.-“SIEMPRE HAY UNA OPORTUNIDAD YA MISMO DE CERRAR EL CIRCULO DEL NACIMIENTO Y DE LA MUERTE, CON EL AMOR INCONDICIONAL” DALAI LAMA
Siempre recibimos la repercusión de nuestras acciones. Todo vuelve multiplicado, lo positivo y lo negativo, es el mismo esfuerzo amar que odiar. El amor sana y libera, el odio, anula y destruye.
El Karma es una pelota que arrojada contra la pared, siempre rebota, la intensidad del golpe o el lugar donde impacte, tienen que ver con la acción concreta que genera la devolución. No solo la acción física, genera un karma, también los pensamientos. Por eso la única salida es siempre pensar bien y hacer el bien,

6.-“QUIEN JUZGA , SERA JUZGADO” JESUS
Lo que hacemos vuelve sobre nosotros mismos. El otro ya no es el otro, soy yo mismo en ese cuerpo. Siempre experimento lo que causo. ¿Quién puede juzgar, sino somos maestros de nuestra propia vida?
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7.-“CADA UNO ES RESPONSABLE DE LO QUE LE SUCEDE Y TIENEN EL PODER DE DECIDIR LO QUE QUIERE SER.
Lo que eres hoy es el resultado de tus decisiones y elecciones en el pasado.
Lo que seas mañana será consecuencia de tus actos de hoy”. Swami Vivekananda
Nadie escapa a la ley de causa y efecto, lo que sembramos, cosechamos. Somos responsables de cada pensamiento, palabra y acción. Aquí y ahora podemos decidir comenzar a vibrar en amor y unidad y el universo comenzará rápidamente a espejarnos eso mismo que estamos siendo.
FUENTE: http://reikienergiasanadora.ning.com/profiles/blog/show?id=3719380:...
Oración para la Curación del Karma:

Magna Presencia de Dios en el Universo, te amo y te adoro, me vuelvo a ti, plenitud de todo poder, toda sabiduría y todo amor, para recuperar mi unión íntima contigo. Llena mis vacíos internos y cura mi soledad interior.
Asumo mi responsabilidad kármica y te pido me ayudes a discernir todo karma que se encuentre en la pantalla de mi vida.
Invoco la Ley del Perdón y del Olvido para todos los errores
de pensamiento, sentimiento, palabra hablada, acción o reacción
que cualquier persona haya cometido conmigo
y que yo haya cometido con cualquier alma en eta vida o vidas pasadas.
Pido perdón por el primer momento en que mi alma se separó de Dios
en vidas pasadas y sobre todo me perdono yo mismo(a).
Yo perdono todo lo que necesite mi perdón,
envío un regalo de amor para balancear toda deuda kármica
que aún quede sin resolver.
Invoco tu Presencia electrónica, Amado Jesucristo,
para que me ayudes a sanar toda tendencia a generar más karma en esta encarnación y a curar los hábitos negativos de mi personalidad
que puedan inducirme a generar más densidad kármica.
Invito a los ángeles del Perdón para que entren en mi aura
y bañen mi alma con la llama violeta transmutadora del karma,
para que curen toda semilla kármica.
Yo soy agradecido(a) por esta hermosa oportunidad
de una nueva experiencia de vida en esta encarnación
que me ayudará a evolucionar y a lograr m contacto íntimo con Dios.
Ayúdenme a estar más consciente de la necesidad de dar servicio de amor,
solidaridad y colaboración a todo ser viviente que se acerque a mí.
Que así sea. Gracias

viernes, 16 de septiembre de 2011

MEDITACION

MEDITACION
Dicho esto podemos pasar a un recogimiento de nuestras personas, de
nuestras mentes. Estamos cómodas, nada nos preocupa, estamos unidas
por un lazo invisible, un lazo amoroso.
Nos damos las manos, formamos un gran círculo, nos traspasamos esa
información directa de corazón a corazón.
Nos resituamos toda s en un mismo nivel, nos equilibramos. Estamos
formando una cadena que abraza a todo el planeta, una cadena
energética de luz.
Todos nuestros pensamientos van desapareciendo. Nuestra mente
únicamente está pendiente de esa zona en el entrecejo, en el centro
mismo de nuestra mente, cual tercer ojo, y cualquier pensamiento que
aflora, ya sea de incomodidad, de angustia, de miedo, cualquiera de
ellos, no tiene cabida porque nuestro pensamiento está centrado en ese
punto. Ese punto en el que nada existe, porque nada es, pero que la
mente nos permite en él estabilizar nuestra situación.
Nuestras constantes se están tranquilizando. Nuestra respiración es
sosegada, apacible. Nuestro estado es de felicidad completa al saber
que estamos unidas por el amor de todas nosotras. Nuestra mente, pues,
obedece a los dictados de nuestro corazón. Conseguimos ese estado de
unidad, ese punto que nos une al infinito. Ahí descubrimos nuestra
realidad: ya no estamos solas, somos Todo, no hay nada bajo nuestros
pies, no existe la materia, nada existe. Únicamente nuestro
pensamiento de unidad.
De pronto nos vemos flotando en el espacio, sin nada, aunque podemos
observar, curiosamente, que estamos en algún sitio. Una parte de
nosotros está unida a través de todos los corazones. Podemos
observarnos, sonreír, mirar nuestras caras, nuestros rostros de
felicidad. Lo estamos consiguiendo: somos uno en la diversidad. Somos
capaces de conquistar nuestro interior, de descubrirlo, ahí estamos
unidas todas. ¡Qué fácil es vivir en armonía y en paz! ¡Cómo se abre
nuestra mente al infinito!, ¡cómo nos muestra el mundo real! Nuestro
mundo, nuestro hogar.
Ahora vemos nuestro cuerpo allá, en la tridimensionalidad, fatigado,
cansado, angustiado. Dejémoslo ahí, en ese punto, es nuestra parte
también, pero no necesariamente debe influenciarnos.
Ahí, en la nave, en este punto de encuentro, somos completamente
libres. Nos damos cuenta también de que estamos viviendo otras
experiencias. Uno está en un mundo, otro en otro. Uno está con una
familia, otro con otra. Uno está buscando en los archivos del
conocimiento objetivo aquella cuestión que tanto le preocupa, y ya no
le preocupa, y en cambio se ocupa de descubrir cuál es el motivo de su
incomprensión e ignorancia al respecto.
Allí podemos ver muchas caras, distintas morfologías, pero en el fondo
todos somos lo mismo. Nos hermanamos más y más, ampliando el círculo.
Ya no somos solo los de aquí, los de este grupo, concretamente
ubicados en el plano tridimensional, los antiguos atlantes, ahora
somos todos miles y miles de manos unidas en el cosmos.
Y cuando esa comunión se realiza, en ese mismo momento, se produce un
gran impacto energético. Todas nuestras mentes reciben un fuerte
impulso. Nuestros cromosomas, nuestro ADN, están vibrando con mayor
capacidad, si cabe, vibratoria.
Nos damos cuenta de lo absurdo que es a veces nuestro planteamiento
subjetivo. Nos damos cuenta de muchas cosas, pero también nos estamos
dando cuenta de lo importante que es la unión, el amor.
En esos instantes, rápidos, fugaces, estamos participando de otros
conocimientos al instante. Esta energía que vibra en nuestro interior
nos permite ese don de la ubicuidad. Todas esas experiencias que en
segundos estamos llevando a cabo nos enriquecen y fortalecen, y tarde
o temprano aflorarán al consciente. Justo en el momento en que nuestro
pensamiento esté equilibrado y armonizado.
Nos damos cuenta, además, de que somos indestructibles. Que nada puede
causar ningún daño a nuestras personas, a nuestros seres queridos, a
nuestros enfermos. Nada puede hacerles daño por cuanto ellos también
son indestructibles.
Desde este punto del pensamiento, tan poderoso, desde esa fuerza que
se genera irradiada a través de la piedra simbólica y original,
situada en la nave, en nuestra nave, se están irradiando todos los
cuerpos. Aprovechando también para corregir desviaciones, posibles mal
funciones.
En el futuro necesitamos un cuerpo sano: sano de pensamiento.
Principalmente porque si nuestra mente está sana, eso es, está
equilibrada y en paz, ella misma sanará nuestro cuerpo físico y lo
recuperará sabiamente.
De todo eso somos conscientes aquí y ahora. Demos gracias al cosmos
por ese instante bendito que nos permite estar unidos en el amor. Al
mismo tiempo, llevemos un pensamiento amoroso hacia todos los hermanos
que nos están ayudando en este proceso.
Mandemos un pensamiento amoroso también a aquellos hermanos que aun
dentro de su angustia no se dan cuenta del gran momento cósmico por el
que estamos atravesando.
Amémosles a todos con todas nuestras fuerzas. Que son muchas cuando
las mismas parten del centro mismo del corazón. Amémosles mucho porque
amándoles mucho, respetándoles mucho, nos respetamos y nos amamos a
nosotros mismos.
Empezad a comprender el significado de la adimensionalidad, tenemos
ahora también una oportunidad. Pedir a nuestra mente que tarde o
temprano active los resortes adecuados como para que esa información
nos la devuelva de forma consciente.
Hagamos el propósito de que nuestra existencia sea necesariamente
feliz. Pensemos en que no tenemos ningún motivo para ser infelices
o para sentiros desgraciadas. No puede ser, el hecho no tiene sentido
que pensemos en nada negativo.
Nada de lo que suceda es tan importante como la comprensión que de
ello se pueda derivar. Tanto si viene de un punto u otro del espectro
psicológico. Todas las experiencias son interesantes e importantes.
Agradece vivir este momento, este momento único. Nuestros cuerpos,
también, están vibrando mucho más elevadamente. Formamos un núcleo
compacto. La energía amorosa se expande por todo el cosmos,
corrigiendo a su vez desviaciones, y propiciando el acercamiento. Y
ese punto ahora es muy importante porque con nuestra llamada estamos
dando aviso a infinitas civilizaciones, que se están apercibiendo de
que existimos, de que somos iguales. Estamos llamándoles la atención.
Nuestro pensamiento es tan potente, tan rico espiritualmente, que es
capaz de situarse instantáneamente en los confines del universo, y
captar aquellos pensamientos afines también. Y eso genera una gran
rueda, una gran esfera. Una gran esfera compuesta de un infinito
rompecabeza holográfico cuántico de vibración de adelanto.
Así que hoy:
Hemos corregido algunas desviaciones de tipo físico en nuestro organismo.
Hemos aumentado y fomentado la hermandad entre nosotros,
Hemos allanado el camino hacia la recuperación de nuestro pensamiento
y, por lo tanto, de nuestro hogar cósmico.
Hemos fortalecido los vínculos en la hermandad de todas nosotras.
Y al mismo tiempo:
Hemos extrapolado y lo estamos haciendo, nuestro pensamiento hacia
todos los confines del cosmos.
En definitiva:
Hemos realizado un gran acto de amor cósmico, un gran acto crístico,
una perfecta comunión.
Poco a poco nuestras mentes empezarán a tomar consciencia de nuestro
cuerpo físico. Con suavidad, sin sobresaltos, debemos volver al
estado físico concreto. Es nuestro lugar aquí y ahora, No podemos
evadirnos de esa realidad en minúscula porque, haciéndole frente, es
cuando realmente entendemos el procedimiento. Unamos todas en un
pensamiento común, en nuestra realidad.

Besos,
Belia





jueves, 8 de septiembre de 2011

Henos aquí pues una vez más a las puertas de una nueva Gran Era, y es el continente americano el elegido para ver el máximo de esta época floreciente donde, como continuación de los Toltecas, Mayas, Incas, vendrán a inscribirse los Acuarianos.

domingo, 4 de septiembre de 2011

ANTES Y DESPUES DE LA VIDA: LA VIDA

ANTES Y DESPUES DE LA VIDA: LA VIDA

Si pudiéramos traducir el sentido de los descubrimientos de las ciencias emergentes en una metáfora cultural correspondiente, tendríamos los mejores argumentos para cambiar nuestra conciencia, y convertirnos en el cambio que el mundo necesita.

Vivimos hoy los efectos del viento huracanado de cambios acelerados que afectan desde la misma geofísica del planeta, hasta la cultura humana, incluyendo todas las expresiones de las relaciones entre la ciencia, la religión, la economía y la política.

En sólo sesenta años, a partir de la postguerra, hemos asistido a transformaciones planetarias que superan todos los cambios sucedidos en centenares de millones de años en la tierra. Para sostener el ritmo de consumo actual del llamado mundo desarrollado necesitaríamos los recursos de cuatro planetas como la tierra.

Podríamos producir alimentos para doce mil millones de seres humanos. Sin embargo de los siete mil millones actuales mil millones no alcanzan a comer el mínimo suficiente para sostener la vida dignamente. Nuestros sistemas de salud está en quiebra, los tratamientos médicos hospitalarios son una de las primeras causas de mortalidad, la economía está en cuidados intensivos, el miedo es endémico, el clima se ha vuelto impredecible. Todos los signos nos revelan que estamos en un vórtice caótico, en un punto crucial que precede a la catástrofe o a la emergencia a una nueva realidad En la cresta de la ola de la evolución, en un punto de bifurcación y de equilibrio inestable, no podremos ya nunca ser jamás lo que hemos sido. Estamos ante el desafío mayor de elegir en presente nuestro camino y, con él, nuestro destino. No se trata tanto de cuántos somos, sino de cómo vivimos, como nos relacionamos con los otros y con nosotros mismos.

¿Habría alguna relación entre los recientes terremotos del Japón, Chile, la catástrofe nuclear de Fukushima? ¿Están relacionados la fusión de los glaciares, las grandes erupciones volcánicas que en el Norte y el Sur han puesto en jaque la aeronavegación, el cambio climático global y la fusión de antiguos separatismos y fronteras artificiosas? ¿Se relaciona todo esto con la emergencia de nuevas culturas, economías y países? ¿Con el tsunami que transmuta la geopolítica al sur del mediterráneo?, con las burbujas que revientan la economía americana o española? ¿Con la crisis del dólar y el euro y la oscura gestación de nuevas hegemonías que no dudan en sacrificar todo atisbo de derechos humanos?.
¿O será que simplemente sólo somos naves al garete a merced de corrientes sin sentido?

Si nos miráramos con la visión reduccionista que proyecta una progresiva emergencia de átomos y moléculas que se han ido encontrando al azar, podríamos pensar que no venimos de ninguna parte y no nos dirigimos a ningún lugar. Pero la experiencia cotidiana nos revela que cada cosa en la vida, como la vida misma, está llena de sentido. Miro ahora lo ojos de mis nietas y me parece imposible que hayan llegado hasta nosotros desde ninguna parte y por ningún camino- Adivino en su mirada la aventura de la luz que recrea la vida en el fondo mismo de su campo neuronal. Veo mi pasado y mi futuro fundidos en este segundo de ternura y descubro más allá del pensamiento y la emoción la alquimia sagrada de un presente lleno de sentido. Ni la razón ni la emoción separadas dan razón del sentimiento.. Pero en la fusión de emoción y de razón surge el sentimiento, espacio-tiempo profundo e intenso, como un agujero negro en el que morimos y estamos naciendo, instante a instante, para ser de nuevo.

Es simplemente increíble que alguien juegue a los dados con nosotros en el universo y que ninguno de nosotros tengamos nada que ver con todo esto. Buscando respuestas podríamos jugar al juego antiguo de los verdugos y las víctimas, para decirnos que han sido los otros, que la situación actual nada tiene que ver con nosotros, que hemos estado allí inocentemente, a lo mejor mirándonos el ombligo.

Pero, ¿ si fueran los gobernantes los responsables? Nosotros los hemos elegido ¿Si fueran los banqueros? En sus bancos hemos depositado nuestros ahorros, nuestra confianza, a ellos les pagamos intereses, y de ellos reclamamos los mejores intereses, sin saber que la bonanza posiblemente vendrá de la financiación de la deforestación o el tráfico de armas. A lo mejor nos podamos ahora decir que el caos de deriva de tantas injusticias cometidas por intereses oscuros. Nada más oscuro, anónimo e invisible que nuestra indiferencia, la mayor causa de injusticia y de violencia.

En un mundo interconectado, cuya esencia misma es la relación, no pudiéramos esperar cambios en la economía, sin cambios en las relaciones entre individuos, culturas y países. Pero estos cambios están simultáneamente relacionados con grandes transformaciones en el campo de las ciencias. Lo que creíamos de la materia y la energía, de la vida, del cerebro y las moléculas, se ha ido derrumbando de tal manera, que estamos asistiendo a un nuevo renacimiento.

Partimos de una concepción de la tierra como centro sometido al determinismo de leyes incomprensibles e inmutables, hasta que descubrimos que la tierra no era el centro y humanizamos la vida para que surgiera en el siglo de las luces la fecunda relación de ciencia y arte. Dejamos de ser el ombligo del mundo y, en la humildad de no ser el centro, descubrimos nuestro potencial humano en un renacimiento que nos liberaría de las cadenas de una visión trascendente que niega la inmanencia del ser. Descubrimos que, más allá de la fe, existía también la magia de la razón. Continuamos nuestro periplo descubriendo, en las leyes de la evolución, que no estábamos separados de la gran cadena de la vida y miramos con gratitud las huellas de la luz en la radiactividad y la transparencia mineral y el programa de las semillas floreciendo en propia nuestra humanidad. Y, con todo ello, vislumbramos el ascenso del hombre desde la entropía y la gravedad a la levedad de una consciencia ascendente.

Henos aquí hoy en un vórtice crucial, un cruce de caminos cósmicos que confluyen en la mota del polvo cósmico que es la tierra, para convertirnos en un agujero negro, una singularidad de la que emerge un nuevo mundo.

Estamos en el ojo del huracán. Pero podemos elegir estar en la periferia, en la que los veloces vientos nos impedirán vivir y ver con claridad.. Todo depende de nuestra actitud. ¿Podremos mantener la solidaridad, la cohesión, la unión céntrica más allá de los intereses periféricos para permanecer en ese centro humano donde podemos vivir según una escala de valores que recree la presencia participativa que da fuerza a la vida?

¿Podemos sostenernos en ese centro de inclusividad, donde con el fuego céntrico del amor incondicional derritamos los intereses mezquinos y exclusivistas, para ser simplemente lo que somos: humanos, hermanos, partícipes de esa quintaesencia del alma colectiva, a la que vamos surgiendo sin tener que renunciar a lo sagrado de nuestra individualidad, nuestra unicidad?

¿Podremos. al fin de cuentas, tenernos en cuenta y ser partícipes de una contabilidad humana en la que todos cuentan, para que entre todos generemos la verdadera economía de la abundancia: la libertad?.

¿Será posible conservar la paz del centro, en medio del cambio vertiginoso de los eventos, y sentir que somos nosotros mismos los que emergemos a un nuevo nivel de la conciencia?.

Somos únicos, si, pero no podemos ser humanos si no consagramos nuestra unicidad irrepetible al concierto de la humanidad. Que cada uno de la nota. Que cada uno sea, como decía Gandhi, el cambio que quiere para el mundo. Que cada uno se rebele contra toda forma de dependencia, para alcanzar en la interdependencia responsable la genuina expresión de una libertad con responsabilidad, esencia creadora de la nueva tierra.


Si pudiéramos traducir el sentido de los descubrimientos de las ciencias emergentes en una metáfora cultural correspondiente, tendríamos los mejores argumentos para cambiar nuestra conciencia. En los últimos 20 años la neurociencia y la epigenética han barrido todos nuestros viejos conceptos del ser humano que somos. La física nos habla de múltiples universos, de la plenitud del vacío, de la no localidad, de la superposición de estados y el profundo misterio del observador que, no sólo cambia lo observado, sino que también lo puede recrear. La biología nos conduce al poema de la autopoiesis, una vida que se auto-recrea, desde patrones de información y de conciencia que dirigen cascadas ordenadas de moléculas, participando en un concierto de cooperatividad.

Nos inventamos la vida, el cerebro mimetiza el mundo externo y lo reconstruye adentro: el mundo que vemos se refleja y se inventa al interior. Es ese mundo que proyectamos en nuestro modo de consumir, de ser, de vivir. Lo que sentimos de los otros es lo que en el fondo sentimos de nosotros. La emoción y el pensamiento integrados producen el mundo del sentir, la fuerza más poderosa para transformar nuestro modo de vivir. Ser en el mundo es un asunto de sentimientos.

¿Cómo nos sentimos? ¿Qué sentimos acerca del otro y de nosotros? ¿Nos sentimos queridos? ¿Amamos de verdad? ¿Podemos sentir el árbol, la mirada, el hambre, la necesidad? Cuando de veras sentimos, somos, nos removemos por dentro, y así, conmovidos, renacemos a un mundo que ahora es también interior. El universo, todos los universos interpenetrados como un multiverso, se convierten en la singularidad del presente en uno mismo. El lugar donde al ser únicos damos nuestra nota, para que la sinfonía del cosmos resuene al interior. Si, más allá del conocer, sintiéramos en vivo hoy que el cerebro se reconstruye a si mismo, que la vida es un invento de la vida que se va renovando permanentemente, y que además del cuerpo y las moléculas vivimos en nuestra cultura, ya seríamos el cambio que el mundo necesita hoy.

Emergemos de la materia, si, pero al mismo tiempo la fuerza del espíritu desciende y su interacción es esta corriente de conciencia que somos. Estamos naciendo en cada momento. En cada instante morimos. Entre el nacimiento y la muerte como dos orillas, la gran corriente de la vida. No tendríamos porqué temer la muerte. No tendríamos porqué temer el renacer. Morir y renacer son las dos riberas de la vida. Y la vida es la corriente que nos conecta a la creación.
Antes y después de la vida, ni más ni menos que la vida.