sábado, 10 de agosto de 2013

BOLIVIA

Llegué a Bolivia en Mayo de 2008, mi corazón, mi pasión y mi inquietud me trajeron a este increíble lugar. Este trabajo es la recopilación de algunos de los momentos e historias que han formado parte de lo que ha sido mi vida en Bolivia y que de una manera u otra, creo que merecen un capítulo especial. Llegamos a Camiri , capital petrolera de Bolivia. Se ha ido el sol y conducir de noche no es muy aconsejable, los animales andan sueltos y no sabes cuando te puedes encontrar de frente con una familia de chanchitos cruzando o cualquiera de los gallos y gallinas que crían en las casas, además de vacas, burros… Son carreteras de las que quedan pocas, en las que puedes bajar a comprar frutas en cualquiera de los numerosos peajes en los que hay que parar, así que las prisas no sirven de mucho. Si te lo tomas con calma consigues disfrutarlo. Nos levantamos antes de que salga el sol, cruzamos valles, ríos y montañas por caminos casi inexistentes, de cuanto en cuanto tropezamos con trancas, que indicaban la entrada a una propiedad privada, era una sensación extraña estar en mitad de lo más salvaje que has conocido nunca y encontrarte de pronto con una alambrada. El primer contacto fue con la comunidad guaraní, ya no sabía si estaba dentro o fuera de una propiedad privada cuando vinieron a abrir la ultima tranca. Comienza la asamblea con los representantes de la OEA. Algunos dirigentes muestran su temor a ser fotografiados preocupados por posibles represalias, hoy en día, solucionado el conflicto me atrevo a poner imágenes que en su momento no fueron publicadas. Uno de los problemas es que los jóvenes abandonan la comunidad para irse a trabajar a la hacienda, dejando sin mano de obra al poblado, lo que provoca la imposibilidad de crecimiento o autosuficiencia. También oigo hablar del precio que tienen que pagar por la comida que el propio hacendado trae de la ciuda La asamblea continua, una mujer se acerca y nos invita a su casa. Es una buena oportunidad para conocer mas de cerca la forma de vida guaraní, así que el equipo de video y yo nos vamos comer. Cuando volvemos la asamblea está terminando, dejamos atrás a la comunidad para dirigirnos a la hacienda de Caraparicito, allí nos espera Duston Larsen, el hijo del terrateniente Ronald Larsen. Hacemos una pequeño recorrido por el lugar. La primera visita es la escuelita. Los niños nos cantan una canción en honor a su hacendado. Al salir veo en una mesa a unos trabajadores con su cuenco de comida, al final de la casa una anciana sentada junto al fuego pela unas papas para echarlas a la olla, creo que ni me vio ni me escuchó. De unos palos cuelgan unos huesos con restos de carne que una vez seca servirá para hacer el charque. Nos dirigimos a las cuadras y por un momento me parece estar en una versión moderna de una película de vaqueros. Nuestro recorrido termina en la sala de una de las habitaciones que están construyendo para los turistas, quieren convertir la hacienda en una especie de resort. Finalmente las tierras fueron revertidas al Estado y este, a su vez, se las cedió a las familias y comunidades del chaco boliviano. M c="http://3.bp.blogspot.com/-TtFdGFItJlM/UgbE2363K0I/AAAAAAAAIV4/Rzd6F7N3u_w/s320/AlpacasAltiplanoBoliviano122012.jpg" />